El lunes último se vivieron horas de tensión en Neuquén, cuando una protesta mapuche en la zona de Añelo, la localidad más cercana a Vaca Muerta, el segundo yacimiento de combustibles shale más grande del mundo, complicó el acceso y amenazó con empañar la presentación formal de la obra del gasoducto Néstor Kirchner que se hizo ayer.
Los funcionarios nacionales insistieron en no usar el concepto de “inauguración” para este evento, ya que el tendido lleva varios meses en un desarrollo contrarreloj, para llegar al plazo impuesto: junio de 2023.
Pero el marco en el campamento y obrador PK60 (el kilómetro 60, desde el comienzo de la obra en Tratayén), cerca de la ciudad de Catriel, en el breve paso del tendido por Río Negro, así lo sugirieron.
En el PK60 se ven apilados cientos de los famosos caños de 36 pulgadas, los mismo que le costaron el ministerio a Matías Kulfas, que renunció en medio de un escándalo y hasta sospechas de corrupción. Aquí llegan 25 camiones todos los días con tubos de acero de 12 metros que se sueldan a otros iguales: ese nuevo tubo, del doble de tamaño, es el que se distribuye a lo largo del tendido y por donde viajará el gas. Máquinas excavadoras trabajan haciendo la zanja a un ritmo de 2 kilómetros por día. Se trata de la obra de infraestructura más ambiciosa de las últimas décadas, que en su primer tramo, casi 600 kilómetros, unirá Neuquén localidad con la bonaerense Salliqueló, atravesando Río Negro y La Pampa.
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